"Tendemos a pensar en los objetos, las maquinas, la arquitectura como entidades que cumplen una función determinada, que han sido pensadas como elementos finitos que deben estar bajo nuestro control y que al ser usados permiten al usuario alcanzar una meta, realizar una tarea. De tal forma de pensar y construir se deriva que estos elementos que emitimos como creadores (objetos, maquinas, espacios ) deben soportar y facilitar nuestros modos de vida, ahorrarnos tiempo y costos, potenciar nuestras capacidades, proveernos placer y comodidad. Así es como hemos diseñado y desarrollado durante nuestra historia el entorno donde queremos vivir, un hábitat en donde tenemos a nuestra disposición y control una cantidad inconmensurable de cosas que cumplen nuestros deseos, concluimos entonces, que hemos transformado el entorno a conveniencia para cambiar nuestras condiciones de vida. Pero obviamos la mayoría de veces que hemos cambiado también. (…)Ya no podemos entender la tecnología como algo pasivo que se encuentra a nuestro servicio, algo inerte que se adapta a nuestras decisiones. Hemos de reconocer que nos hemos transformado al transformar las cosas, que la sociedad no solo se soporta en las infraestructuras (las maquinas, las ciudades, los objetos) y superestructuras (instituciones, conocimiento, lenguaje) sino que también convivimos con las infraestructuras y las superestructuras. Interactuamos con ellas y van evolucionando con nosotros. Las cosas en realidad tienen participación en lo que ocurre, ellas nos sugieren que hacer, nos permiten e impiden la acción al igual que nosotros las prendemos o apagamos".
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