12.3.08

¿Cómo llegamos a ésto?

El espacio:
Por medio de la observación y el trabajo de campo, observamos como las personas recorrían con indiferencia el espacio, con el afán de la rutina. Observamos cómo ciertos objetos estaban siendo ignorados por su ausencia de intervención en el recorrido. Por lo tanto seleccionamos este pasillo frió y gris, donde esperemos que durante la instalación se permita cobrar vida y dejar de ser ignorado.

El teléfono:
Los objetos cotidianos se encuentran acompañándonos silenciosamente y solo son percibidos en la medida en que son usados o necesitados. Los teléfonos tienen esa particularidad; no son percibidos hasta que suenan y son contestados. Que un teléfono suene significa que detrás de éste existe un mensaje, una comunicación, una interacción. Los teléfonos son además interfaces interesantes, debido a que la gente no suele negarse a responderle a una maquina, si se trata de seleccionar entre una tecla y otra. En éste espacio ya existe un teléfono público, el cual se va a intervenir adicionando uno nuevo, como sustitución de uno por otro con otras capacidades. Dependiendo de la selección de la tecla, se enviará un mensaje al siguiente proyecto.

El mensaje:
El usuario debe sentirse participe de lo que sucede en la instalación. Por lo tanto, luego de divagar por un gran numero de posibilidades, decidimos que la intervención del usuario se traduzca en sonidos, los cuales se mezclarán con sonidos seleccionados por otros usuarios, haciendo de la respuesta una secuencia sonora aleatoria que al escucharse en loop cobra sentido. Ésta respuesta se emitirá en la siguiente instalación, llevando al transeúnte por un recorrido hacia el siguiente proyecto.

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